¡Hola a todos! ¿No les alegra que ya los días sean más largos? A mí me encanta el sol, así que estoy contenta con el cambio de estación.
Siguiendo con los libros de temática primaveral, hoy les traigo la reseña de otro libro donde la naturaleza juega un papel muy importante: Heidi, de Johanna Spyri.
Siguiendo con los libros de temática primaveral, hoy les traigo la reseña de otro libro donde la naturaleza juega un papel muy importante: Heidi, de Johanna Spyri.
Libro: Heidi
Autora: Johanna Spyri
Editorial: Atlántida Libros
Colección: Nueva Biblioteca Billiken
Entre la belleza de los Alpes suizos, hondos valles, riscos nevados e imponentes precipicios, una niña llamada Heidi vive maravillosas aventuras, junto a su amigo pastorcito y a su querido abuelo quien gracias a su ternura ya no será más el hosco Viejo de los Alpes.
Pero su vida agreste y tranquila sufre un cambio brusco al tener que mudarse a un distinguido caserón de Francfort donde, a pesar de estar lejos de sus afectos, encontrará la amistad de Clara, una niña rica a quien desde el primer momento Heidi le cambiará la vida.
Abuelito, dime tú….
¿Cuántos de ustedes
conocen esta canción? Puede que yo no pertenezca a la generación que vio Heidi
por televisión, pero mi madre sí, por lo que he escuchado esta canción más de
una vez y hasta he visto alguno que otro capítulo del anime.
La entrañable serie
dirigida por el ya fallecido Isao Takahata está basada en el libro de la autora
Johanna Spyri, que pasó gran parte de su infancia viviendo en Hirzel, un
pequeño poblado de Suiza de gran belleza natural; por eso, no resulta
sorprendente que su obra más conocida sea un canto de amor a la naturaleza.
La historia nos narra las
vivencias de una niña huérfana llamada Heidi, quien siendo muy pequeña debe
irse a vivir con su abuelo a los Alpes suizos, dado que su tía, Dita, no puede
llevársela con ella a la casa donde ha conseguido trabajo como sirvienta. Su abuelo es un hombre arisco y esquivo que
se niega a vivir en el pueblo que se encuentra a los pies de las montañas —donde
antaño la gente esparció horribles rumores sobre él y su pasado—, por lo que
ahora vive como un ermitaño en su cabaña, cuidando de sus cabras y fabricando
su propio alimento. Muchas personas le temen y aseguran que tiene un carácter
terrible, pero lo cierto es que, desde el primer día que pasa con Heidi, el
anciano le toma cariño a la pequeña y se asegura de que tenga una buena vida al
aire libre.
"Usted, (...), no desea hacer más que el bien,
pero, repito, yo no puedo hacer lo que espera de mí, y no cambiaré de opinión
ni de vida".
Heidi es uno de los
personajes más dulces de la literatura infantil y juvenil clásica. Quizás no
sea una chica tan explosiva y deslenguada como Anne Shirley, pero sí es muy curiosa y
vivaz; ama correr al aire libre, jugar con los animales y conversar con casi
todas las personas que encuentra en su camino. Su alegría se contagia a todos
los que la rodean, y su amabilidad siempre saca la mejor de cada individuo.
Uno de sus mejores amigos
en esta historia es Pedro, el chico de once años que se encarga de pastorear
las cabras y las ovejas. Su relación con Heidi me encanta; por momentos da la
impresión de que la pequeña es mucho más sabia que él, aunque más no sea porque
ella tiene una naturaleza curiosa que la hace preguntarse siempre el porqué de
las cosas, en tanto que Pedro siempre acepta todo tal y como le viene dado y
nunca se cuestiona nada. No obstante, él realmente la quiere y se entristece
cada vez que no pueden encontrarse para subir a la montaña y jugar con los
animales.
Otro gran personaje del
libro es el abuelo de Heidi, el Viejo de los Alpes, quien tiene un pasado
misterioso con tintes trágicos y carga con una gran soledad a sus espaldas. A
lo largo del libro, Heidi transformará totalmente su vida y llenará el gran
vacío de su corazón con sus ocurrencias y su alegría constante.
"Su carita tenía tal expresión de paz y
felicidad, que sin duda debió impresionar al abuelo, pues éste estuvo
contemplándola largamente sin hacer el menor gesto".
Pero, sin dudas, mi
personaje favorito es Clara, la chica en silla de ruedas que Heidi conoce
cuando visita Frankfurt. Pese a que tienen cierta diferencia de edad, eso no es
un impedimento para que surja una gran
amistad entre ambas. No tienen problemas a la hora de conversar y
tampoco para entenderse; Heidi le aporta a la vida de Clara algo de diversión,
y Clara le aporta a la personalidad de Heidi algo de serenidad.
Por último, no puedo dejar
de mencionar otro de los grandes encantos que tiene esta historia: su
ambientación. Las descripciones que la autora hace de las montañas, los valles,
la nieve, la vegetación y los atardeceres son preciosas, a tal punto que llegas
a enamorarte del ambiente que impera en los Alpes tanto como Heidi. Cuando las
lees, casi puedes sentir el aire fresco en tu cara y los rayos del sol cayendo
a tu alrededor.
"Desde la risueña y antigua ciudad
de Maienfeld parte
un sendero que, entre verdes campos y tupidos bosques, llega hasta el pie de
los Alpes majestuosos, que dominan aquella parte
del valle. Desde allí, el sendero empieza a subir hasta la cima de las montañas
a través de prados de pastos y olorosas hierbas que abundan en tan elevadas
tierras".
Si lo que buscan es leer
un libro tierno, que los invite a ser más amables con las demás personas y
vivir en armonía con la naturaleza, Heidi es el libro indicado para ustedes.
¿Lo han leído? ¿Vieron el
anime? ¡Cuéntenme en los comentarios!