jueves, 29 de noviembre de 2018

Reseña de "Anne, la de Avonlea" de Lucy M. Montgomery

¡Hola a todos! ¡Ya casi termina el mes de Noviembre! Qué rápido se está pasando el año, ¿no? Hoy, para celebrar que los días se están haciendo más largos, les traigo un libro fresco y agradable que me recuerda los días de verano.



Libro: Anne, la de Avonlea
Autora: Lucy M. Montgomery
Editorial: Emecé


Sinopsis: Continuación de Anne, la de Tejados Verdes, esta novela encuentra a su protagonista, Anne Shirley, en la adolescencia. Idealista, soñadora, de espíritu fresco y poético, debe sin embargo iniciar un lento camino de madurez. A los dieciséis años, luego de completar sus estudios intermedios, se ocupa como maestra en la escuela del pueblo donde vive, lo que da lugar a nuevos personajes y experiencias. También es el momento en que las vicisitudes amorosas, de la mano de Gilbert, hacen su entrada en la vida de la joven, junto con serias responsabilidades familiares cuando Marilla decide adoptar a dos mellizos huérfanos que se comportan como el día y la noche. Sin sensacionalismos ni lugares comunes, L. M. Montgomery entrelaza la inteligencia de Anne, su fe en los otros y en el amor con la pureza de sentimientos y el descubrimiento del placer de la escritura en una narración entretenida, que no evita los conflictos y pesares que trae aparejados el tránsito de la infancia a la juventud. La heroína pelirroja del clásico de la literatura juvenil de todos los tiempos está de vuelta, todavía llena de vida y entusiasmo, proyectos y algunos de sus ya típicos traspiés. Anne, la de Avonlea sigue paso a paso el destino de una figura tan entrañable como excepcional.



Anne, la de Avonlea, es la segunda parte de la serie de novelas centradas en la vida de Anne Shirley que la siempre genial Lucy M. Montgomery decidió regalarles a los lectores debido al apoyo que recibió el primer libro.

En este segundo tomo, Anne ya tiene dieciséis años y ha comenzado a trabajar como maestra de escuela. Sigue siendo tan idealista y soñadora como siempre, aunque ahora ya es una chica más madura —o al menos, trata de comportarse como una— y tiene que tomar decisiones cada vez más difíciles. Debo confesar que no me divierto tanto con esta Anne crecida como con la pequeña niña impulsiva de los primeros libros, pero no por ello deja de parecerme un personaje entrañable, que trasmite optimismo y alegría todos los que la rodean. También me ha gustado mucho leer sobre sus peripecias como maestra: el contraste entre las expectativas que tenía de su profesión antes de comenzar a ejercerla y la realidad con la que se encontró es bastante interesante y realista. Por un lado, Anne descubre que su sueño de convertir a todos sus alumnos en personas modélicas no es tan sencillo de cumplir como parecía al principio; y por otro lado, comprende que ella también tiene mucho por aprender y que, si quiere ganarse el respeto de sus alumnos, tiene que crecer ella primero.

   (…) No he hecho todo lo que me proponía cuando empecé a enseñar en el otoño; no he vivido en conformidad con mis ideales.
   Ninguno de nosotros lo consigue —dijo la señora Allan con un suspiro—. Pero tú sabes lo que dice Lowell, Anne. “No el fracaso, sino los bajos ideales, son el crimen”. Debemos tener ideales y tratar de vivir de acuerdo con ellos, aun cuando nunca tengamos éxito. La vida sería algo muy triste sin ellos. Con ellos, es grande y magnífica. Afírmate bien en tus ideales, Anne.

Además, asistimos al despertar de sus aspiraciones literarias —aunque podemos decir que éstas siempre estuvieron allí, latiendo desde siempre bajo su potente imaginación— y de su pasión por la escritura, con sus consecuentes momentos de alegría y desesperación por cada acierto y cada fallo que cometió durante el proceso, y por cada momento que se sintió como una victoria o una derrota en su incipiente carrera. Confieso que esta es la parte que más me ha gustado de todo el libro. Ver a Anne escribir un cuento tras otro —con más o menos éxito— siempre en busca de nuevos concursos literarios y oportunidades de publicar en alguna revista ha sido algo muy inspirador de ver.  Me ha parecido muy realista que las cosas no le salieran como quería desde un inicio, y que incluso más de una vez se haya sentido perdida y desmotivada. No me cabe duda de que Lucy M. Montgomery debe haber puesto mucho de sí misma en estas escenas —aunque quizás su camino no haya sido exactamente igual al de Anne—, y me alegra mucho de que lo haya hecho, porque puede servirle a otros escritores principiantes para entender que no están solos y que esos malos momentos forman parte del crecimiento de todos los autores.

"Todo lo que vale la pena tener da algún trabajo".

En medio de todo esto, Anne conocerá a algunas personas nuevas, que le agregarán más problemas y emociones a su vida. De todo este elenco de personajes, los más destacables son los mellizos Dora y Davy. La primera es una niña bastante tranquila y sensata, mientras que el segundo es un niño inquieto y travieso que le dará auténticos dolores de cabeza a Anne y Marilla… aunque al final quizás se haga querer un poco.

Otro personaje nuevo digno de mención es Paul Irving, un niño que tiene una personalidad muy parecida a la de Anne en términos de sensibilidad e imaginación, y que esconde una historia muy interesante tras de sí. También tiene varias apariciones una joven llamada Jane, que se desempeña como maestra al igual que Anne —y que pasa a formar parte de su círculo de amistades junto con Diana Barry— y el señor Harrison, cuyo afecto Anne tardará algún tiempo en ganarse.

Y con respecto a personajes que ya han salido en entregas anteriores… No puedo dejar de hablar de Gilberth, ¿cierto? Creo no equivocarme si digo que casi todos queríamos saber qué pasaría con él. En este libro vemos que se ha convertido en un muchacho hecho y derecho, muy trabajador, estudioso, compasivo y amable. (Y si le hacemos caso a algunos personajes, también muy atractivo). Hay algo importante que me gustaría comentar sobre él, pero no puedo hacerlo sin soltar spoilers. Sólo diré que me siempre me pareció una pareja ideal para cierto personaje femenino que aparece en esta historia y que todos aquellos momentos en los que su relación pareció no concretarse me exasperaron y me rompieron un poco el corazón. Si quieren saber si finalmente sucedió algo bueno o malo… tendrán que leer el libro.


“—Después de todo —le había dicho Ana a Marilla una vez—, creo que los días más hermosos y dulces no son aquellos en los que ocurren cosas espléndidas, maravillosas o excitantes, sino simplemente los que nos traen pequeños placeres sucesiva y suavemente, como perlas que se sueltan de un collar”.

Y por supuesto, tampoco puedo dejar de mencionar los maravillosos paisajes y ambientes que se describen en este libro y que son una parte importante de toda la saga de Anne. Además, en esta entrega la atención recae especialmente en un precioso jardín que tiene cierta relevancia para la trama, por lo que Lucy M. Montgomery nos deleitará con magníficas descripciones de flores, aromas y atardeceres.

En resumen, “Anne, la de Avonlea” no es un libro tan chispeante y fresco como su predecesor, pero es muy agradable de leer y resulta ideal para aquellos que se quedaron con ganas de leer más peripecias de la pelirroja más querida de la Isla del Príncipe Eduardo.


¿Qué me dicen? ¿Lo han leído? ¡Cuéntenme en los comentarios!



jueves, 15 de noviembre de 2018

Reseña de "Wires and Nerve II: Los rebeldes" de Marissa Meyer

¡Hola, lectores! Hoy les traigo la reseña de "Wires and Nerve: Los rebeldes" la novela gráfica que cierra las aventuras de Iko, la androide a la que todos conocemos de la saga Crónicas Lunares. Me quedé muy entusiasmada con el primer volumen, y apenas salió el segundo fui corriendo a comprarlo, pero tardé en leerlo porque no quería terminar esta historia. ¿Me gustó? Definitivamente. ¡Sigan leyendo para saber más! (Pero si no han leído la saga ni el primer tomo.. ¡ojo con avanzar! La reseña puede contener spoilers)


Novela gráfica: Wires and Nerve II: Los rebeldes
Guión: Marissa Meyer
Arte: Stephen Gilpin
Volumen: II
Editorial: VRYA





Sinopsis:

El mundo de las CRÓNICAS LUNARES vuelve a cobrar vida en esta emocionante continuación de WIRES AND NERVE. Iko y Liam kinney deberán atrapar a Lysander Steele y su manada rebelde antes de que destruyan el frágil acuerdo de paz entre la Tierra y Luna.










"Wires and Nerve: Los rebeldes" es la última parte de esta bilogía de novelas gráficas guionizadas por Marissa Meyer —y en esta oportunidad, ilustrada por Stephen Gilpin- que tanto me ha gustado. Me produce una gran pena que no vaya a haber una tercera entrega, pero debo decir que he quedado bastante satisfecha por la forma en que se desarrolló la historia.

Me ha gustado mucho la estructura que sigue esta novela gráfica, con un buen balance de escenas emotivas, acción y romanceDebo admitir que, antes de leerla, pensé que el final sería demasiado apresurado y que no habría suficiente “espacio” para que algunos personajes evolucionaran su carácter, incluso teniendo en cuenta que el número de páginas de esta entrega es superior al del tomo interior. Sin embargo, felizmente, estaba equivocada.

Comenzaré hablando de Iko, cuya personalidad ha terminado de redondearse definitivamente en esta historia. Este segundo volumen la dota de una profundidad aún mayor que el tomo anterior, y vemos un lado más vulnerable de su personaje. Me sorprendió para bien que en este tomo se habla de su relación con la pequeña Peony—a quien muchos fans de la saga recordarán del primer libro— y de lo mucho que significó su compañía para Iko antes de que Cinder llegara a su vida. Además, me ha gustado la forma en que la autora ha explorado los confusos sentimientos de Iko respecto a ser una androide y cómo eso influye en la manera en que se ve a sí misma Surgen mil preguntas en torno a esta cuestión: ¿ella ama los vestidos porque realmente le gustan o porque está programada para que le gusten? ¿Siente cariño hacia determinadas personas de verdad o eso también forma parte de su programación? Aunque yo tenía bastante claras las respuestas a estas preguntas, no pude culpar a Iko por tener dudas de su propia identidad.

Por otra parte —y aunque parezca una contradicción— esta novela gráfica, lejos de hacerte ver a Iko como una mera computadora, te hace verla más humana.

“Pero, ¿qué es la naturaleza sino estar hechos para ser de una determinada manera, querer determinadas cosas, tener determinadas fortalezas? ¿Eso es tan diferente a haber sido diseñado?”

Y aquí es cuando quiero hablar de Kinney, ese personaje que me exasperó bastante en el primer tomo de la historia y con el que tenía muchas dudas al empezar a leer este. ¿Cómo podía alguien tan cerrado respecto a la condición de Iko comenzar a verla como algo más que un sistema de cables? Pensé que quizás su evolución sería algo forzada; pero, afortunadamente, no ha sido así.  Porque si de algo podemos estar seguros es de que, androide o no, nuestra peculiar protagonista deja huella en cada persona con la que habla, y Kinney no ha sido una excepción… Este enfoque me ha parecido muy original, y es el que ha hecho que todo el desarrollo de la historia me resultara natural y creíble.

Por supuesto, tampoco puedo olvidarme de mencionar al resto de la “tripulación de la Rampión” (yo les sigo diciendo así, aunque ya la nave ni aparezca), que también tienen participaciones muy importantes dentro de la historia. Wolf Y Scarlet, a quienes apenas vimos en el tomo anterior, se vuelven muy relevantes aquí, y le aportan un nuevo toque de romance a la historia. Winter y Jacin también tienen sus apariciones estelares, pero es Winter quien realmente tiene peso dentro de la trama: no se limita a ser un personaje de fondo, sino que sus intervenciones son importantes para el desarrollo de la historia. Cress y Thorne, por otra parte, no tienen mucho protagonismo, pero creo que es algo lógico teniendo en cuenta que ya se robaron todas las cámaras en el tomo anterior. Por último, Cinder y Kai también tienen unas cuantas apariciones importantes y uno o dos momentos juntos que terminan de redondear el futuro de su relación. Me ha agradado mucho verlos a todos otra vez y ver cómo poco a poco han ido reconstruyendo sus vidas.

Del villano, Lysander Steele, no puedo decir mucho sin spoilear. Sólo comentaré que, si bien sus motivaciones son creíbles, resulta algo irritante que siga sin creerle a Cinder cuando ella le explica los motivos por los cuales no puede curarlo de su condición de hombre lobo. ¡No lo hace porque no tiene los recursos para revertir el cambio, no porque no quiera curarlo! No obstante, no lo considero un fallo en la historia. En la vida hay gente así, que se niega a escuchar a razones.

Además, de alguna manera, el personaje de Steele sirve para marcar un contraste con el de Iko. Ambos poseen condiciones que no eligieron tener y que los afecta en su vida cotidiana. ¿Significa esto que su destino está marcado para siempre, que están “cableados” y “determinados genéticamente” y que no pueden tomar decisiones propias ni hacerse responsables de sus acciones? Es una reflexión interesante.

“Digo que no creo que el amor y la amistad puedan programarse. Tal vez tus cables hacen que te gusten ciertas cosas, o hacen que actúes de determinada manera, pero el amor… No puede fabricarse o implantarse. Crece naturalmente”.

Otro punto que positivo que quiero comentar —y que no me esperaba para nada— es la gran cantidad de escenarios que visitamos en este tomo. Desde la granja de Scarlet en Francia, el castillo de Cinder en Luna, y la localidad de Farafrah en África —¿soy la única sorprendida de que la autora haya decidido revisitar este lugar que ya parecía haber quedado olvidado en el libro tres? —, pasando por aeropuertos y salas de control, hasta salones de baile y estudios de televisión, nuestros personajes no dejan de moverse ni un solo segundo. Pero, ¿cómo podía ser de otra manera, si tienen que lidiar a lo largo de toda la trama con eventos sociales importantes, conflictos internacionales —e interplanetarios—, secuestros, misiones y campañas electorales? Me canso sólo de pensarlo.

Y aún con todo esto, siempre queda espacio para las escenas más intimistas, las que les dan un respiro a los personajes y les permiten procesar las distintas situaciones que van afrontando. Este tipo de escenas siempre suelen ser mis favoritas —porque en ellas se forjan mejor las relaciones entre los personajes y conducen a decisiones importantes—, y por suerte, esta novela gráfica las tiene por montones.

“Ya no estoy seguro de que sea necesario ser humano para saber cómo amar”.

Repito que estoy encantada con la estructura que tiene la historia. Casi no entiendo cómo es que entró todo en un solo tomo, pero no me he quedado con la sensación de que faltara nada.

Normalmente no me suele gustar que las historias se alarguen demasiado, pero en este caso, debo decir que no me molestaría seguir leyendo más cosas de Cinder y sus amigos. Creo que se debe a que Marissa Meyer suele ser muy fiel a las personalidades de sus personajes y en ningún momento desvirtúa la saga original ni contradice la lógica del mundo que ella misma ha creado. De alguna manera, tengo mucha fe en su criterio, y si mañana ella decidiera que quiere seguir contando historias sobre estos personajes, yo sería la primera en celebrarlo.


¿Ustedes qué dicen? ¿Leyeron la saga original? ¿Y las novelas gráficas? ¡Cuéntenme en los comentarios!


domingo, 4 de noviembre de 2018

Reseña de "La abadía de Northanger" de Jane Austen


¡Hola, hola! ¿Cómo han empezado Noviembre? Yo les traigo una reseña que terminé hace poco de “La abadía de Northanger” de Jane Austen. Esta es la segunda entrada de esta autora que hago en el blog y les aseguro que no será la última. ¡Disfrútenla!





Publicada originalmente en 1818 La abadía de Northanger narra la historia de Catherine Morland, una joven ingenua y aficionada a la lectura de novelas góticas. Invitada por los Tilney a pasar una temporada en su casa de campo, se dedicará a investigar tortuosos e imaginarios secretos de familia. Pero cuando finalmente todo se aclare y comprenda que la vida no es una novela, la inocente Catherine pondrá los pies en la tierra y encauzará su futuro según dictan las normas morales y sociales. Esta es quizá la novela más irónica y divertida de Jane Austen, maestra inigualable en la recreación de retablos sociales con hondo peril humano.





“La abadía de Northanger” es el libro más divertido de toda la bibliografía de Jane Austen. Con un estilo inusualmente jovial, la autora nos presenta a Catherine Morland, una chica que lleva una vida bastante común y anodina hasta que recibe una invitación de parte de unos vecinos para viajar a Bath y distraerse un poco. Hasta aquí, todo es normal, pero más adelante un joven llamado Henry Tilney la invitará a conocer una misteriosa abadía alejada de la ciudad, y entonces los nervios de Catherine serán puestos a prueba…

Antes que nada, es necesario aclarar que este libro es una parodia del género gótico. No esperen que Jane Austen se tome en serio el tema de las casas encantadas, porque no lo hará. No obstante, puedo garantizarles que la historia los mantendrá entretenidos del principio hasta el final.

“El estar bien informado nos impide alimentar la vanidad ajena, lo cual el buen sentido aconseja evitar.”

Catherine Morland es una protagonista muy divertida, algo fantasiosa y atolondrada. Al igual que Emma, es una heroína austeniana bastante inusual, que no sabe tener los pies en la tierra por más de dos minutos y tiene una imaginación hiperactiva.

Por otra parte, aunque Henry Tilney no es mi galán preferido de las novelas de Jane Austen, tengo que admitir que me parece un hombre agradable, muy amable y atento. Incluso diría que merece que le den un premio en cierta parte de la historia por ser tan paciente con la protagonista…

Hay otros dos personajes de los que quiero hablar, pero no puedo hacerlo sin incurrir en spoilers. Uno de ellos me dio mala espina desde la primera vez que apareció debido a su exceso de amabilidad, y el otro me irritó de igual manera durante sus primeras apariciones. No obstante, me gustó el tratamiento que Jane Austen hizo de la falsedad de estos personajes.

“No hay que desesperar de lograr aquello que deseamos, pues la asiduidad, si es constante, consigue el fin que se propone.” 


Al leer ciertas partes de este libro he tenido la impresión de que Jane Austen habría sido una magnífica autora de libros góticos si así lo hubiera deseado. Hay un pasaje en especial que me puso los pelos de punta la primera vez que lo leí debido a la magnífica ambientación que Jane Austen creó en torno a su protagonista. Pese a que casi en seguida la tensión se rompe con un pasaje cómico, me sigue pareciendo una escena digna de aparecer en una auténtico cuento de terror.  No diré cuál es por si acaso alguien aún no se ha leído el libro, pero para aquellos que ya lo conozcan, diré que tiene algo que ver con un arcón cerrado, una nota y una vela…

También me ha sorprendido el increíble sentido del humor del que hace gala la autora en este libro. Estoy segura de que debió disfrutar mucho escribiéndolo, pues resulta muy fácil reírse con las ocurrencias de la protagonista y sus constantes metidas de pata.

“No hay que desesperar de lograr aquello que deseamos, pues la asiduidad, si es constante, consigue el fin que se propone.” 


¡Ah, y una cosa más! Hay un momento en la historia en la que Jane Austen detiene la narración para hacer un alegato a favor de la novela que me parece precioso. Creo que muchas personas deberían leerlo. No tiene desperdicio.

“Si las heroínas no se respetan mutuamente, ¿cómo esperar de otros el aprecio y el estima debidos? Por mi parte, no estoy dispuesta a restar a las mías ni lo uno ni lo otro”.

Si les gusta el género gótico, no pueden perderse este libro. No porque los vaya a asustar o marcar especialmente, sino porque encontrarán un gran número de referencias a novelas de ese estilo a lo largo de sus páginas.



¿Ustedes lo han leído? ¡Cuéntenme en los comentarios!


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