jueves, 21 de marzo de 2019

Mis 5 autores latinoamericanos de poesía favoritos


¡Hola a todos! ¡Feliz Día Mundial de la Poesía! He pensado que, para celebrar, podía traerles esta entrada temática. 

Por mucho tiempo sentí que la poesía no era lo mío. No era muy dada a leerla ni escribirla. Supongo que se debe a que las poesías que me daban a leer en la escuela primaria eran simples versos rimados, o alegatos cursis y melodramáticos -escritos en un tono casi paródico- que no terminaban de llegarme al corazón. Por suerte, en los últimos años de la escuela secundaria me deshice de mis prejuicios; empecé a leer poesías que sí me gustaron y ya en la universidad me volví más abierta al género.

Ahora puedo decir con total sinceridad que me gusta mucho la poesía. Quizás no todos los poetas son para mí, ni soy una completa experta a la hora de nombrar los distintos tipos de métrica que existen, pero voy aprendiendo poco a poco, y de momento me encuentro cada día más enamorada de la capacidad que tiene este género literario para resumir emociones complejas en pocas palabras.

A continuación, les dejo un listado de escritores latinoamericanos cuyos poemas  me gustan bastante, y también les paso una recomendación de cada uno. Si tengo tiempo otro día hago una lista de autores europeos y norteamericanos.


Jorge Luis Borges

Esta mención quizás no sea una sorpresa para nadie que haya leído la mini reseña  que hice el año pasado sobre las poesías de Borges, pero puede que sí le resulte extraño a quienes conocen al autor solamente por sus cuentos. No sabría decirles si a todo el mundo le llegan sus poesías; pero a mí, al menos, me encantan. No suelen ser excesivamente emotivas pero sí profundas. Predominan mucho en ellas la nostalgia y la melancolía. También están llenas de múltiples referencias a textos literarios e históricos, lo cual, en mi opinión, enriquece mucho el universo contenido en cada poesía. 

El Hacedor

Somos el río que invocaste, Heráclito.
Somos el tiempo. Su intangible curso
acarrea leones y montañas,
llorado amor, ceniza del deleite,
insidiosa esperanza interminable,
vastos nombres de imperios que son polvo,
hexámetros del griego y del romano,
lóbrego un mar bajo el poder del alba,
el sueño, ese pregusto de la muerte,
las armas y el guerrero, monumentos,
las dos caras de Jano que se ignoran,
los laberintos de marfil que urden
las piezas de ajedrez en el tablero,
la roja mano de Macbeth que puede
ensangrentar los mares, la secreta
labor de los relojes en la sombra,
un incesante espejo que se mira
en otro espejo y nadie para verlos,
láminas en acero, letra gótica,
una barra de azufre en un armario,
pesadas campanadas del insomnio,
auroras, ponientes y crepúsculos,
ecos, resaca, arena, liquen, sueños.

Otra cosa no soy que esas imágenes
que baraja el azar y nombra el tedio.
Con ellas, aunque ciego y quebrantado,
he de labrar el verso incorruptible
y (es mi deber) salvarme.

Para más poesías, click aquí.


Circe Maia

¿Cuántos de ustedes conocían a esta autora uruguaya? Yo me encontré con sus poemas casi de casualidad, leyendo una revista literaria. ¡Y no puedo creer que no haya más gente que la conozca! Sus poemas tienen mucha fuerza; son muy visuales y ricos en vocabulario, hacen que veas escenas y paisajes comunes bajo una nueva luz. Fíjense, por ejemplo, en este fragmento:


El ruido del mar

Hay un tejido, una red luminosa
que tiembla en la arena, por abajo del agua.
Se ve a través del verde transparente
como una temblorosa trama.

Cuando la ola rompe su espuma
quedan burbujas sueltas, chiquitas
sobre la piel del agua:
brillan intensa, nítidamente
en seguida se apagan.


Por la suave curva de las ola
sobre su lento avance
sobre su amplio movimiento seguro
la luz resbala.
Se deslizan los resplandores
por los movedizos toboganes del agua.

Ruido del mar, qué golpe derramado
qué entreverada voz y qué sonido
tan confuso y oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.

Todos los límite
firmes y recortados
todo con su color tan decidido
los colores tocándose
uno al lado del otro, sin mezclarse.


Y parece que cada uno: limpio
y liso azul, rojo tejado
verdor brillante
diera un sonido puro e inaudible
y todos un acorde fuerte y claro.
Pero el ruido del mar no se comprende,
se desploma continuamente, insiste
una y otra vez, con un cansancio
con una voz borrosa y desgranada...

Y no se sabe
qué es qué quiere o qué pide
el turbio ruido oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.

Pueden leer más aquí.


Alfonsina Storni

Tenía que nombrarla sí o sí. Es una de las grandes poetisas de nuestro país. Recuerdo que, en mi adolescencia, sus poesías eran las que más solían llegarme. Están llenas de pasión y tristeza; de fuerza y rebelión. Algunos de sus poemas tiene una mirada muy crítica respecto a la sociedad de su tiempo y reivindican la importancia de la voz femenina.


Sábado

Me levanté temprano y anduve descalza
por los corredores: bajé a los jardines
y besé las plantas
absorbí los vahos limpios de la tierra,
tirada en la grama;
me bañé en la fuente que verdes achiras
circundan. Más tarde, mojados de agua
peiné mis cabellos. Perfumé las manos
con zumo oloroso de diamelas. Garzas
quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
comedor en sombra; manos que aprestaban
manteles.
Afuera, sol como no he visto
sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
fijos. Te esperaba.

Pueden leer esta poesía y más aquí.



Mario Benedetti

Otro autor con el que me resultaba muy fácil conectar. Quizás porque, cuando todavía le tenía cierta reticencia a la poesía, leerlo me resultaba ameno y sencillo. Sus metáforas no son rebuscadas, pero no por ello tiene poca profundidad. Me cuesta elegir un solo poema suyo, porque hay varios que me gustan en general y prácticamente ninguno me llega de manera particular, pero les dejo este, que seguro que muchos lo conocen.

No te rindas

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.

Más poesías aquí.


Gabriela Mistral

Si entran a alguna de la páginas que recopilan sus poesías, no podrán salir hasta haber recorrido casi la totalidad de su obra. Algunas son realmente complejas, tanto en estructura como contenido, y otras no pueden ser fácilmente reducidas a una sola temática. Al igual que Alfonsina Storni, tiene una mirada muy particular del universo femenino y algunos de sus poemas tienden a ser reivindicativo. Pero mis favoritas, sin duda, son las que hacen referencia a la naturaleza. Les dejo el fragmento de una y después se van a mirarlas todas, ¿sí?

Raíces

Estoy metida en la noche
de estas raíces amargas
como las pobres medusas
que en el silencio se abrazan
ciegas, iguales y en pie,
como las piedras y las hermanas.


Oyen los vientos, oyen los pinos
y no suben a saber nada.
Cuando las sube la azada
le vuelven al sol la espalda.


Ellas sueñan y hacen los sueños
y a la copa mandan las fábulas.
Pinos felices tienen su noche,
pero las siervas no descansan.
Por eso yo paso mi mano
y mi piedad por sus espaldas.


Apretadas y revueltas
las raíces-alimañas
me miran con unos ojos fijos
de peces que no se les cansan
y yo me duermo entre ellas
y de dormida me abrazan.


Abajo son los silencios,
en las ramas son las fábulas.
Del sol serían heridas
que sí bajaron a esta patria.
No sé quién las haya herido
que al tocarlas doy con llagas.


Quiero aprender lo que oyen
para estar tan arrobadas,
lo que saben y las hace
así de dulces y amargas.
Paso entre ellas y mis mejillas
se llenan de tierra mojada.



Pueden leer más poesías aquí.


P/D: ¿Soy la única que piensa que el pseudónimo que eligió es muy bueno? Siempre me gustó lo musical que suena “Gabriela Mistral”. Con los años me enteré de que, además, es un homenaje a dos poetas que ella admiraba.


Y esas son todas  las poesías por ahora. Sé que hay muchos autores latinoamericanos que no he mencionado, pero estos son los que más me entusiasmaron en su momento y me hicieron encariñarme con la poesía ¿Cuáles fueron las que más les gustaron? ¡Cuéntenme en los comentarios!





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