¡Hola, lectores! Hoy les traigo la
reseña de un libro que me gustó muchísimo: Tulum, Tulum, de Cecilia
Repetti.
Título: Tulum, Tulum
Escritora: Cecilia
Repetti
Ilustrador: Javier
Joaquín
Editorial: Aique
Editores
Colección: El trébol
azul
Páginas: 48
“¿Vos sos mexicana de acá?
¿Y tú argentino de allá?
Tulum, Tulum nos cuenta la historia de Amaité, una niña mexicana que pronto se mudará a Miami, y de Dante, un niño argentino que acaba de llegar a México. Ambos cruzarán sus caminos en las playas de Tulum, justo en el momento en que él está saludando con entusiasmo a su nuevo hogar y ella se está preparando para decirle adiós.
El libro tiene una estructura que
nos permite conocer, primero, los pensamientos de Amaité, y más tarde, los de
Dante. Conoceremos a sus familias, los motivos por los que debieron trasladarse
a otro país, sus miedos y también sus sueños.
La narración en primera persona
tiene un carácter introspectivo que, sin dejar de lado el estilo de expresión
simple de los niños, permite explorar con sensibilidad la forma en la que cada
uno ve su lugar de nacimiento y lo que más extrañarán de vivir allí.
También vale la pena resaltar que,
en el habla coloquial de Amaité y Dante, hay varios localismos mexicanos y
argentinos. Además del uso del “vos” y el “tú”, podemos encontrar vocablos como
“carros” en lugar de “autos”, y “chavo” en vez de “chico” en el punto de vista
de Amaite, mientras que en el de Dante aparecen palabras como “zapas” y “dale”.
Esto es muy interesante, porque se aprovecha la oportunidad de introducir en
las voces de los protagonistas expresiones que, a menudo, suelen modificarse en
los libros de literatura infantil para crear un efecto neutro u homogéneo en la
narración, y que en esta historia conviven en armonía, de tal manera que
terminan enriqueciéndola. En este sentido, vale la pena citar a María Teresa
Andruetto, quien, en su ensayo “En busca de una lengua no escuchada todavía”
—que forma parte del libro La lectura, otra revolución, publicado
por el Fondo de Cultura Económica de Argentina — habla de la
importancia de acercar a las infancias distintas formas de hablar:
“Lo digo deseando profundamente que
unos y otros, de aquí o de allá, podamos ser más y más conscientes de que la
uniformidad no es el camino para que esa lengua que compartimos se mantenga
viva; que, si hay caminos, no están en la rigidez sino en la flexibilidad, en
la posibilidad de aceptar la potencia de lo diverso y lo múltiple, en la
riqueza del movimiento permanente. Debemos recuperar la idea de que la riqueza
está precisamente en nuestra diversidad. Los niños españoles y los niños
latinoamericanos necesitan leer y oír esa diversidad de voces, y también lo
necesitamos los adultos. Necesitamos oírnos los unos a los otros en nuestras
semejanzas y diferencias (p.53).
En Tulum, Tulum aparece,
además, la cuestión de hablar un idioma distinto, cuando Amaité cuenta que
pronto irá a un colegio nuevo donde aprenderá a leer y escribir en inglés, como
su papá que, cuando envía mensajes de textos, escribe “¿jaguariú?”.
Pero, además de la narración en
primera persona, las voces de Amaité y Dante se dejan oír en los diálogos… y
aquí es donde aparece uno de los elementos más originales de este libro.
Los puntos de vista de Amaité y
Dante se encuentran divididos —y conectados— por una historieta que relata el
encuentro entre ambos. Comienza con una pequeña discusión que sirve para
confrontar sus respectivas miradas y continúa con una interesante conversación
en la que intercambian con entusiasmo sus experiencias.
Las ilustraciones de Javier Joaquín
acompañan de forma maravillosa la historia. Gracias a un trazo que aprovecha
las distintas texturas de los pinceles digitales y una paleta de colores
vivaces, logra transmitir la belleza de las playas mexicanas y las de Ostende,
así como los detalles de las edificaciones mayas y la vertiginosa vida urbana.
Pero lo que más destaca en sus ilustraciones es la expresividad en el diseño de
los personajes, que reflejan una amplia gama de emociones —alegría, tristeza,
enojo, preocupación, nostalgia— en las páginas que corresponden a sus
respectivos puntos de vista.
Es necesario destacar, además, que el estilo de ilustración cambia en la sección de la historieta, donde el trazo imita la simpleza y el coloreado fuera de las líneas de un dibujo hecho a lápiz por un niño.
Tulum, Tulum es una
historia que nos invita a reflexionar sobre el hecho de que ser “de acá” o “de
allá” no es una barrera cuando vemos nuestras diferencias como una oportunidad
para aprender más sobre los otros, al tiempo que vamos descubriendo aquello que
tenemos en común. Detrás de cada persona que migra, hay una historia que vale
la pena conocer.
Un libro que, en pocas páginas,
logra encapsular la tristeza que genera el desarraigo y el miedo a un cambio de
vida, pero también la esperanza por el futuro y la alegría de formar nuevas
amistades. Recomendado para todos aquellos que busquen una historia entrañable,
protagonizada por personajes con los que resulta fácil encariñarse.
¿Qué libros conocen que traten el
tema de la migración? ¡Cuéntenme en los comentarios!
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