¡Hola, lectores! Hoy les traigo la reseña de un libro escrito por una autora argentina que ha incursionado en distintos géneros: Marisa Potes. Esta es la primera obra suya que leo, un policial con toques humorísticos... ¡y me encantó!
“Siempre fui curioso. No chusma: curioso, que
no es lo mismo.
Para la palabra “chusma” el diccionario
define: “Persona chismosa y entrometida”. En cambio, “curioso” significa “que
tiene curiosidad”, y “curiosidad” es “el deseo de conocer lo que no se sabe”.
La curiosidad me convirtió en un lector
compulsivo, porque yo veía un título, por ejemplo, Los
Hollister en Suiza, y ya desesperaba por saber quiénes eran los Hollister,
por qué se llamaban así, qué diablos hacían en Suiza, y qué habrían hecho en
Suiza que valió la pena escribir un libro sobre eso.
(…)
En eso estaba, saciando mi curiosidad con los
libros e inventando que era un investigador de las realidades que estaban tras
esos títulos, cuando me di cuenta de que tenía que ser detective”.
Solo con leer los primeros
párrafos supe que la historia me gustaría mucho. En primer lugar, porque
empatizo bastante con el personaje principal: cuando era pequeña, también era
de esas personas que se lo cuestionaban todo, hasta el título de los libros. En
segundo lugar, porque nuestro protagonista es un joven que decidió hacer un curso de
detective por correspondencia, ¡y encontró la publicidad en una historieta de Patoruzú!
(Siempre me llamaron la atención los cursos para ser dibujante por
correspondencia cuando los veía de chiquita). Y por último, por su sentido del
humor, que se mantiene desde el principio hasta el final de la novela. Liderada
por un personaje así, ¿cómo no iba a gustarme la historia?
Pablo Buenaventura vive en
un pueblo chico y sueña con tener su diploma de detective para poder colgarlo
en su futura oficina. Pero, para recibirse del curso por correo, debe resolver
un caso real. Al principio, no parece que vaya a tener mucha suerte, porque
nunca pasa nada en el lugar donde vive; pero un día recibe un encargo de Jaime
Berrotarán, el mayordomo de la estancia La Bendecida… y entonces comienza su
investigación.
El crimen en cuestión trata
de la desaparición de un cuadro del pintor y grabador Lino Spilimbergo, visto
por última vez un día sábado, luego de que limpiaran la habitación en la que se
encontraba. Si quiere resolver el caso con éxito, Buenaventura debe hallarlo antes de que se lleve a cabo una importante reunión en la que se realizará la tasación de la obra.
Así, frente a los ojos del
detective novato desfilará un variopinto elenco de sospechosos, desde los
empleados de la estancia (el chofer, la mucama, el ama de llaves, la cocinera)
hasta los familiares del propietario (el “coronel” Bustos, sus sobrinos), sin
que ni uno solo se libre de sus indagaciones. Siguiendo fielmente los pasos
estipulados por “el señor Michel” en el Manual del detective sagaz,
nuestro protagonista intentará resolver un caso de novela con gran entusiasmo.
Lo curioso es que todos en la estancia parecen tener algo para ocultar.
¿A dónde va Clara, la sobrina del señor Caseros, con su bicicleta? ¿Qué esconde
la cocinera en el sótano? ¿El coronel realmente es quién dice ser? Todos estos
pequeños secretos bien podrían tener una explicación inocente, pero alguien tiene
que ser el culpable de la desaparición del cuadro, y Buenaventura no se
detendrá hasta encontrarlo.
“El capítulo cinco del Manual del detective sagaz hablaba de que el “solo sé que no se nada” de Sócrates se refería a que las personas, cuanto más conocimiento adquieren, paradójicamente, son más conscientes de aquello que no saben, pues cada línea de conocimiento abre un mundo nuevo, y en se mundo nuevo, surgen nuevas cosas para aprender.
También decía que el ser
humano está en constante búsqueda de la verdad, y por lo tanto está siempre
tratando de aprender cosas. (Bueno, los seres humanos que tratan de aprender.
Yo tenía un primo al que le daba lo mismo todo, no le interesaba nada, pero eso
sí: te discutía como si supiera. Perdón. No debo desviarme de mi tema. Sigo.)
Una novela divertida, entretenida, que tiene varios giros de guion y un misterio muy bien planteado. ¡Es la primera historia que leo de Marisa Potes y, sin duda, no será la última! Pronto leeré alguno de sus libros de ciencia ficción o de novela histórica.
¿Ustedes conocen alguna obra de Marisa Potes? ¿Cuál me recomiendan?
¡Cuéntenme en los comentarios!
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