¡Hola, lectores! Antes de que termine el mes, quería traerles alguna reseña más, así que les comparto esta entrada sobre uno de los libros más conocidos y adaptados de la literatura infanto-juvenil.
Libro: Alicia en el País de las Maravillas
Autor: Lewis Carroll
La curiosidad de Alicia, que la impulsa a seguir a un Conejo Blanco, dentro de su madriguera, termina arrastrándola en una fantástica aventura donde nada es lo que parece ser
El Conejo Blanco.
El Sombrerero Loco.
El Gato de Cheshire.
La Reina de Corazones.
¿Todos sabemos a qué novela pertenecen
todos ellos, cierto?
Efectivamente, estos son sólo algunos de
los personajes secundarios que podemos encontrar en Alicia en el País de las
Maravillas, un libro que a más de un siglo de su publicación sigue cautivando a
lectores de todo el mundo y de todas las edades con su particular mundo lleno
de criaturas estrambóticas y situaciones inverosímiles.
Alicia es una niña muy imaginativa,
contestaría, curiosa, inconformista y alegre, a la que le cuesta aceptar las
reglas tal y como le son dadas. Un día, mientras está descansando a la orilla
del río con su hermana mayor, ve pasar un Conejo Blanco con un reloj de
bolsillo y decide seguirlo al interior de su madriguera. ¿A dónde va? ¿Por qué
trae un reloj de bolsillo? ¿Llega tarde a alguna parte? ¿Quién lo está
esperando?
Al intentar seguirlo, cae accidentalmente en
una madriguera que parece no tener fin —aunque lo realmente peculiar es que las
paredes están recubiertas de estantes y objetos— y aterriza en un vestíbulo que
eventualmente la conducirá al País de las Maravillas. (Debo confesar que ésta
siempre fue una de mis partes favoritas, por todo el misterio y la incertidumbre
que transmiten las escenas de Alicia explorando el lugar y tratando de
acostumbrarse a las nuevas reglas).
¡Díos mío, Dios mío! ¡Qué
extraño es todo hoy! ¡Y ayer, en cambio, era todo normal! ¿Habré cambiado
durante la noche? Vamos a ver: ¿era yo la misma al levantarme esta mañana? Casi
creo recordar que me sentía un poco distinta. Pero si no soy la misma, la
pregunta siguiente es: ¿quién diablos soy? ¡Ah; ése es el gran enigma!
A partir de aquí comenzará su gran
aventura: Alicia cambiará de tamaño más de una vez a lo largo del día, conocerá
animales parlantes y adultos que razonan de manera extraña, y tendrá que hacer
todo lo posible por entender cómo funciona el País de las Maravillas si no
quiere meterse en —aún más— problemas.
Sin duda, una de las mejores cualidades de este libro son sus espectaculares diálogos, que muchas veces
parecen no tener sentido alguno, pero que pueden revelar más de los personajes
y el mundo en el que viven de lo que parece a primera vista. Son ingeniosos,
divertidos, ácidos, críticos… Contienen la esencia misma del libro. Y por
momentos nos invitarán también a pensar con una lógica diferente a la que
estamos acostumbrados a usar en la vida cotidiana.
"—¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar?
—Eso depende de a dónde quieras ir -respondió el Gato.
—Lo cierto es que no me importa demasiado a dónde... -dijo
Alicia.
—Entonces tampoco importa demasiado en qué dirección vayas
-contestó el Gato.
—…siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia
tratando de explicarse.
—Oh, te aseguro que llegarás a alguna parte -dijo el Gato-
si caminas lo suficiente".
Algunos personajes muestran las
contradicciones del ser humano y su comportamiento irracional. Así, por ejemplo,
el autor nos presentará a la Reina de
Corazones, una mujer despótica y cruel que manda a decapitar a todas las
personas que están en desacuerdo con ella, sin importar si son culpables o
inocentes. Por este motivo su actitud chocará con la de Alicia, que pese a
irritarse por momentos por las rarezas que le plantea la gente del País de las
Maravillas, siempre intenta entender otros razonamientos distinto al de suyo.
El libro también es capaz de ayudarnos a
tomar distintas perspectivas —literalmente— a través de los cambios de tamaño
de Alicia, y nos hará vivir junto a la protagonista la incertidumbre de cambio
y del crecimiento.
Pero... ¡Momento! ¿No me estaré convirtiendo en
la Duquesa, que tiende a buscarle una moraleja a absolutamente todo? ¿No será
un error pensar que este libro solamente es una crítica social presentada en un
envoltorio estrambótico? La verdad es que Alicia en el País de las Maravillas
es un libro muy divertido, un estallido de imaginación y colorido que derrocha
ingenio en todas sus páginas. Quizás reducir su valor a los mensajes que es
capaz de transmitir sí sea algo simplista. Pero lo que sí es seguro es que, más
allá de las distintas lecturas que podamos hacer de la historia, tiene una capacidad
asombrosa para transportarte a un mundo totalmente distinto y te demuestra que
cambiar de mentalidad no es imposible siempre y cuando estés abierto a
descubrir nuevas experiencias.
¡Y eso es todo! ¿Han leído el libro? ¡Cuénteme en los comentarios!
0 comentarios:
Publicar un comentario